martes, marzo 22, 2016

Estúpido y sensual libro

Mi estúpido y sensual libro de ensayos "Huérfanos" publicado por la Benemérita Universidad de Puebla (BUAP). La sesión de fotos la realizó mi amiga Cotita Solaines.


"Como puedes ver el ensayo que te presento es un juego. ¿Cómo que un juego? ¿Qué no es algo serio e intelectual? ¿No me crees que eso se permite en el ensayo literario? Te recuerdo que en el ensayo literario cabe todo. En palabras de mi maestro Hugo Hiriart: “El único compromiso del ensayo es no aburrir; quitando eso tiene hospitalidad de tribu del desierto y lo admite todo: el chisme, la tentativa, la extravagancia, el juego, el dicterio, la cita de memoria, el coqueteo, la arbitrariedad”. Y en este caso, presento un ensayo donde entran personajes, voces, juegos y ocurrencias porque ¿qué es la literatura si no algo que ocurre en la vida de las personas, tanto las que escriben como las que leen?"



"Alas de un mismo pájaro también son las derivaciones de la palabra huérfano: viene del latín orphanus, originada del griego orphanos; alguien que ha perdido uno o ambos progenitores; que ha sido apartado de ellos (por la muerte o las circunstancias). Sin embargo, las dos palabras descienden de una más antigua: orbus u orba que significa privado, desprovisto o que no tiene. Al parecer comparten la raíz con la palabra arbeit que en germano significa esfuerzo o privación; alguien que por razones de trabajo se separa del mundo. Estas palabras a su vez derivan de una raíz común indoeuropea: Orbho; que significa, arrancar, apartar. Peculiares son las bifurcaciones de la raíz orbho: labor, laborar, elaborar, labrado, trabajo, orfelinato, orfandad, huérfano. Un gran escritor checo al inventar el término robot (derivado de robota que significa “trabajo duro”) retomó sin querer la raíz mágica que nos ocupa: orbho. El huérfano también es aquél que trabaja sin descanso, convertido en un autómata sin raíces, arrancado del mundo por su condición, separado de sus ancestros, privado de su propia tierra".



"La esclavitud, como el asesinato, es una forma de reducir a cosa a una persona. Quitar la vida a un ser humano es reducirlo a bulto, un algo que ya no es hombre. El esclavo sin acceso a la libre elección es un ente que oscila entre lo animado y lo inanimado. Está vivo, de eso no hay duda, pero ha sido transformado en “cosa” por quien lo ha esclavizado. Los episodios de especial crueldad en la historia humana siempre han llevado al extremo mecanismos para cosificar a otros seres humanos". 



"La locura, la depresión, el delirio, son aquello que está en territorio desconocido para la mayoría de las personas. William Styron en su libro sobre la depresión Esa visible oscuridad ha dicho que aquél que no ha pasado por la depresión no puede comprender a quien la sufre. Así, el médico que trata la enfermedad no puede saber qué aguas anegan la conciencia del paciente si no ha cruzado por ese pantano. La locura está en ese mismo terreno. Vemos al inconsciente como un paraje oscuro dónde la luz se pierde y no penetra. No sólo las enfermedades, también los sueños, las alucinaciones, los síndromes. Allá afuera, lo extraño, la noche, la selva, lo telúrico y desconocido".



"La palabra para describir la caída monetaria de una persona o una empresa, aquella situación en que no se pueden solventar las deudas, se llama bancarrota. ¿De dónde viene la idea de estar en una banca rota como sinónimo de inestabilidad monetaria? Al parecer viene del siglo XVI italiano, cuando la gente podía romper las sillas de los prestamistas caídos en desgracia. Es decir, todavía que el pobre prestamista no tenía ni dónde caerse muerto, la turba enloquecida podía ir y romper lo único que le quedaba: la banca de madera. Cuando la turbamulta se iba, el prestamista estaba, literalmente, sentado en la banca rota". 









"La noche cae y los antiguos mexicanos se esconden en sus casas. Pasa un lamento entre cada esquina y sigue por cada rincón, por cada casa, por cada templo. Es un grito de mujer, lamento profundo del que llora por sus hijos, premonición funesta, presagio infausto: “¡Ay mis hijos! ¡Hijitos míos! Tenemos que irnos, es hora de irnos lejos. Mis hijos queridos ¿dónde los llevaré? ¿Dónde descansaremos? ¡Ay mis hijos!”





"Un estudio aparte merece la idea que tenemos los mexicanos de ser huérfanos, de ser arrojados al mundo en la orfandad. Tal vez sea una idea propia del humano que arrancado del vientre materno deambula por el mundo perdido, alienado de su sociedad, aislado de sus congéneres por su propia conciencia. Cada ser humano está sólo, habitando sus recuerdos como el preso su celda, incapaz de comunicar a la perfección con otro ser humano. Sólo a través del lenguaje o del amor, surge una comunicación imperfecta, un germen de malentendidos, apenas un paliativo para la soledad". 


"Era una superstición extendida que al levantar una nueva construcción se debía ofrecer un sacrificio para asegurar la estabilidad del edificio. Aún hoy en día algunos albañiles entierran los restos de un becerro en los cimientos, previa taquiza inaugural. De tener un poco de cierto esta oscura costumbre, los “héroes que nos dieron patria”, muertos por la formación del país, son parte de la construcción. Es decir, el mexicano de una u otra forma ha perdido a sus progenitores: los padres de la patria, esa figura artificial que ha construido el estado con su historia oficial, siempre han sido sacrificados para la conservación del edificio mexicano. México está construido sobre la sangre de sus fundadores, como clama su himno nacional. ¿Habrán sido suficientes muertes para asegurar los tambaleantes cimientos de una nación como la nuestra? "



 Mariana Orantes. Huérfanos. México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, colección René Avilés Fabila número 4, 2015. 101 págs. 
 

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